miércoles, febrero 08, 2006

PREMIO " PACIFICO DE ORO " - Parte 2

Pacífico Grupo Asegurador otorgó el primer " PREMIO PACÍFICO DE ORO AL DESARROLLO E INVESTIGACIÓN MÉDICA", galardón que nace con el objetivo de alentar y reconocer la investigación médica en el Perú. La propuesta ganadora se titula " EFECTOS DE LOS COMBUSTIBLES DE BIOMASA EN EL APARATO RESPIRATORIO: Impacto del cambio a cocinas con diseño mejorado", presentado por el doctor ROBERTO ACCINELLI y su equipo de trabajo.
Discurso de Roberto en la entrega del Premio. Diciembre 2005 - PARTE 2


En Abancay encontramos entre mujeres mayores de 40 años que aquéllas con exposición a biomasa por más de 20 años el 23% tenía una saturación de oxígeno de menos del 90%, mientras que esto ocurría sólo en el 4% de las expuestas por menos de 20 años a biomasa. Y la relación flujo espiratorio efectivo máximo / talla era mucho menor.

Cuando evaluamos a 60 mujeres con más de 30 años de exposición a combustibles de biomasa sin antecedente de tabaquismo, TBC o cirugía torácica, encontramos que sus valores funcionales respiratorios guardaban relación inversa con los años de exposición, que el 71.4% presentaba radiografías de tórax anormales y que había correlación positiva entre el número de espacios intercostales y el número de años de exposición a combustibles de biomasa (r=0.277, p=0.032).

En un estudio casos y controles demostramos que las variables independientes para tener cáncer de pulmón son: Tabaquismo (OR=6.59), expuestos a combustibles de biomasa (OR=5.11), y antecedente de neoplasia maligna familiar. (OR=3.78) Encontramos correlación linear entre el número de horas-años de exposición al humo de la combustión de biomasa con el desarrollo de cáncer pulmonar, p<0.01.

Con estas contundentes demostraciones del daño al aparato respiratorio nos preguntamos cuál sería la solución al problema. La respuesta es obvia: No usar los combustibles de biomasa. Con la puesta en marcha del proyecto Alto Chicama pensamos que el empleo de briquetas de carbón sería la solución. Pero es imposible, pues en el supuesto de poder lograr colocar estas cocinas hasta en la vivienda del cerrito más alejado no hay cómo hacer llegar las briquetas. Si hablamos del gas tampoco. Y si pensamos que se ponga electricidad en todas las casas esparcidas en el campo, como pude ver el año pasado en los alrededores de la mina Yanacocha en Cajamarca, por ahora tampoco es solución, pues nuestras familias rurales con economías de autoconsumo obtienen en promedio mensualmente unos 80 soles y a la justa destinan no más de 20 para el pago del consumo de dos o tres focos.

Cuando hace dos años fuimos invitados por el Dr. Gustavo González, Director en ese momento de nuestro Instituto de Investigaciones de la Altura, a participar en las oficinas de la Organización Panamericana de la Salud, en una reunión con el Dr. Homero Silva, oficial encargado de Salud Ambiental, nos dimos nuevamente con la sorpresa que la solución más viable es la más sencilla. El economista Klas Heizeng, de la Agencia de Cooperación Alemana (GTZ) dentro del programa de salud indígena que desarrollan en conjunto GTZ y OPS había destinado unos fondos para que el estudiante de ingeniería José Humberto Bernilla pudiera evaluar cuál era el modelo de cocina de combustibles de biomasa más apropiado. Y el hoy ingeniero Bernilla mejoró la cocina Justa. Yo creí que era porque las ollas entraban en forma justa en las hornillas. No. Fue porque el creador de este modelo, un ingeniero brasileño, usó el nombre de Justa porque así se llamaba la señora en cuya casa se usó su prototipo. Esta cocina, hoy Inkawasi, en honor al distrito en donde nació y desarrolló el ingeniero Bernilla su modelo consta de una cámara de combustión, que es este codo de cerámica, que puede ser elaborado en cualquier lugar del Perú, una caja de adobe, que la puede construir cualquier comunero con conocimientos de albañilería, que se separa del codo de cerámica con un material aislante fácilmente obtenible que es la ceniza, dos hormillas en serie y un ducto de salida de plástico que termina en una campanita de metal. Considerando el costo de la supervisión y reuniones de motivación con la comunidad el costo de esta cocina no pasa de unos 100 soles.

Hoy el Señor Klas Heiseng está en Alemania. Se ha ido con su esposa e hijos peruanos porque su trabajo con la GTZ ya terminó. Él desea regresar al Perú a trabajar, yo así lo sueño. El Dr. Homero Silva está acá. Y la compañía de Seguros Pacífico Peruana Suiza ha hecho posible que el creador de esta cocina mejorada Inkawasi haya venido desde Lambayeque esta noche. Con el permiso de la mesa, ¡Luz por favor! Dr. Silva, Ingeniero Bernilla, sírvanse ponerse de pie. Agradezcámosle la creación de esta cocina Inkawasi con un fuerte aplauso.

Continuemos ahora con la presentación del trabajo.

Debimos primero viajar a Puno, 3800 msnm. A Cecilia le dio soroche. Y aunque estábamos con el Presidente de la Unión Nacional de Comunidades Aymaras y aparentemente todo coordinado... Realizar en Cutini Capilla el trabajo fue muy difícil. “¿A que hora prenden las cocinas?” “A las 4 de la mañana papay?” Y grande fue la sorpresa de los comuneros cuando veían que un grupo de limeñitos les tocaban la puerta de sus casas a la hora imposible mientras ellos todavía dormían. Terminamos el trabajo en Juli. Primera vez que ellos veían a un grupo de médicos diferentes. Es que estos jóvenes no son racistas, como quien les habla.

Y llegó el momento de la partida. Ahora a Lambayeque. Cuando llegamos a Ayamachay, nos dimos con la sorpresa que prácticamente todas las viviendas ya tenían cocinas mejoradas. Decidimos esa misma noche dirigirnos a la comunidad vecina. Luego de 10 minutos de caminata llegamos a Ushahuasi, en donde para suerte nuestra encontramos a los dirigentes de la comunidad reunidos en la casa de uno de ellos. Ellos aceptaron de inmediato participar, y nos pidieron con la resignación de tantos siglos de olvido que no nos olvidáramos de ellos, pues las cocinas que usan contaminan demasiado. Quedamos que al día siguiente unas doce familias irían al local comunal de Ayamachay. Grande fue nuestra sorpresa al ver que fueron 18. Y grande también mi angustia porque el presupuesto que teníamos no nos alcanzaba para estudiar sino al grupo programado.

Ese sábado, el Sr. Santiago Torres, nuestro técnico, el técnico del Laboratorio de Respiración del Instituto de Investigaciones de la Altura desde antes a que yo ingresara por traslado a la Cayetano, se hizo 60 espirometrías. Terminó con un dolor precordial que me obligó a decirle que bajáramos a la costa para su chequeo al día siguiente, a lo que él se negó. Tenía que seguir con su trabajo, que incluía cuidar a las doctorcitas de nuestro grupo, por ser el mayor. Y su perseverancia le permite hoy sonreír y decir que es la segunda vez que una investigación en la cual colabora gana un premio nacional.

Se evaluó a 190 comuneros en Ayamachay y Uyshahuasi. Nuestros hallazgos corroboraron lo que ya habíamos determinado en otros estudios. Las mujeres tenían el mismo tiempo de residencia en su comunidad que los varones, pero pasaban más tiempo dentro de la vivienda (19.15 ± 3.73 vs 15.03 ± 2.78 horas, p<0.001) y dentro de la cocina (4.4 ± 4.06 vs 2.86 ± 2.22, p=0.01).

El 89.1% de la población refirió haber tenido al momento de la encuesta tos, expectoración y/o silbido de pecho en los últimos 12 meses.

Tos productiva durante las dos últimas semanas fue una queja más frecuente en las mujeres.

Los varones tuvieron valores mayores de hematocrito y hemoglobina, D pero menor número de leucocitos cuando se les comparaba con las mujeres.

El tiempo de exposición se correlacionó directamente con los años con tos por más de 3 meses (p=0.01) (Figura No. 1a) e inversamente con la relación VEF1/CVF, que es una medida de obstrucción bronquial (p=0.008, Figura No. 1b). También se correlacionó inversamente con la oxigenación vista como presión arterial de oxígeno (p<0.001, Figura No. 2a) o saturación de oxígeno (p=0.011, Figura No. 2b).

El índice de exposición a leña correlacionó directamente con el número de días por semana con expectoración.

Se encontró que el número de horas en la cocina tenía una correlación negativa con la saturación de oxígeno y positiva con el recuento leucocitario.

Las personas con bronquitis crónica tenían más años de exposición a la leña.

Si el diseño de la cocina modelo Inkawasi es bueno, al estudiar los niveles de contaminación al interior de estas habitaciones, éstos deberían ser menores a los obtenidos cuando se prende una cocina tradicional. Podemos apreciar que tanto los niveles del monóxido de carbono como los del material particulado son varias veces menos cuando se emplea el modelo de cocina Inkawasi.

Ver los filtros usados en los analizadores nos objetiva también esta diferencia. A la derecha cocina tradicional, a la izquierda cocina mejorada Inkawasi.

La continua exposición al humo de los combustibles de biomasa produce cambios estructurales en el pulmón, los que en los cuyes ya son visibles luego de sólo un año de vivir en las cuyeras, debajo de las cocinas de leña. Luego, poder notar cambios clínicos cuando una persona disminuye su exposición a los contaminantes de la biomasa, cuando mejoramos el diseño de la cocina, puede demorar años en hacerse evidente. En las personas fumadoras se ha visto que se evidencia el daño producido por el tabaco a partir de un consumo de 30 paquetes – años, que viene a ser fumar diariamente una cajetilla al día pro 30 años.

Para determinar si con la nueva cocina de combustible de biomasa se logran disminuir los síntomas respiratorios se evaluó los mismos en las personas menores de 30 años. Escogimos sólo a este grupo porque consideramos que los mayores ya tenían cambios estructurales que hacían posible ver disminución de los síntomas.

Los resultados fueron impresionantes. Hubo síntomas, como tos productiva en los dos últimos años que se presentaron casi en dos tercios menos de personas, y la duración de los mismo también disminuyó marcadamente como los meses con expectoración que disminuyeron de 6.4 a 1.75 meses (p=0.005)

Las infecciones respiratorias fueron menos cuando se usó la cocina Inkawasi. El porcentaje de personas que decía haber tenido neumonías fue casi 8 veces menos entre los que la usaban.

Por tanto, el nuevo modelo no sólo contamina menos sino que es beneficioso para la salud de las personas que cocinan con combustibles de biomasa.

Aunque los combustibles de biomasa son los más contaminantes, son los de menor costo. Lo que en gran parte de ámbito rural peruano hace imposible que puedan ser reemplazados en el corto o mediano plazo por otros menos dañinos para la salud.

Los combustibles limpios, como por ejemplo el gas son un producto del mercado, mientras la leña para el campesino no conlleva un gasto monetario, si no tiempo y trabajo en recolectar y cortarla.

Por el momento, la única solución económica y socialmente posible es la construcción de nuevos modelos de cocinas para combustibles de biomasa que sean más eficientes.

Para presentarles estos resultados hoy han sido necesarios horas de esfuerzo. Ya llevamos 18 meses de trabajo, y aún no terminamos. Hoy les habla el mayor de un equipo que sólo ha recogido la tradición de investigación de una universidad, la Cayetano Heredia, en su Instituto más antiguo, en el de Investigaciones de la Altura. Y yo tengo la esperanza y la secreta convicción que este trabajo, pequeño eslabón en esta cadena, tiene segura su continuidad en todos los jóvenes que forman parte de nuestro grupo. Algunos son estudiantes de segundo de medicina, quienes se iniciaron durante sus primeros meses en la Cayetano, otros estudiantes de ciencias, la mayoría alumnos de los últimos años o médicos jóvenes. Ellos y el resto de estudiantes peruanos son el bien más preciado con que contamos en el Perú. La desgracia de vivir en una sociedad colonial es que todos tenemos una autoestima baja y no valoramos lo que tenemos. Este año cuando conversaba con Antoni Torres, durante el desarrollo del XII Curso Internacional de Avances en Neumología y Cuidados Intensivos, que organiza anualmente el grupo neumológico de nuestra universidad, me decía que se encontraba admirado por la calidad de los jóvenes estudiantes y médicos de nuestro grupo, porque él jefe del grupo de neumología más importante de España y el experto más reconocido en infecciones respiratorias en el mundo desgraciadamente no veía el mismo interés entre los estudiantes y médicos jóvenes de Barcelona. Recordaba que cuando él era estudiante y luego profesional joven se veía a mucha distancia de los profesionales de los países desarrollados y había que hacer el esfuerzo mayor para alcanzarlos. En una generación lo lograron.

Acá debo rendir un homenaje a los padres de los jóvenes médicos que participaron y participan en esta investigación. Estos muchachos: Celia Pantoja, Yésica Carbajal, Cecilia Yshii, Marita Sánchez Sierra y Eduardo Córdova, sólo tuvieron un pequeño sueldo, más bien diría una propina, durante las pocas semanas que estuvieron en la sierra. Los recursos del proyecto se fueron en pagar los insumos de laboratorio. Pero sus padres apostaron como siempre por sus hijos. Y continúan apostando por ellos permitiéndoles la locura de investigar por nada. Y si no fuera por trabajar por nada esta noche no estaríamos acá. Y debo aprovechar para también agradecerle a Carmen, mi mejor amiga, enamorada y esposa por 34 años. Si ella y sus 5 hijos, que con seguridad son los únicos que yo tengo, no aceptaran mis locuras de investigar por nada tampoco estaríamos acá.

Como hemos visto esta cocina es un éxito. No sólo contamina menos, sino que es mucho más eficiente, pues usando la mitad de leña cocina los alimentos en casi la mitad del tiempo y deja que a la vez se prepare el caldo o se caliente agua en la segunda hornilla.

Y lo más importante, disminuye el daño a la salud respiratoria. Nosotros hemos terminado algunos proyectos que espero que se hagan realidad, con los que queremos medir entre otras cosas, el impacto en la salud en general.

Sabemos que la contaminación intradomiciliaria por combustibles de biomasa, léase leña o bosta, se ha relacionado con problemas durante la gestación, bajo peso al nacer, infecciones respiratorias agudas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma bronquial, cáncer de pulmón, conjuntivitis, dermatitis, cataratas, problemas del aprendizaje por la intoxicación crónica por monóxido de carbono, cefalea, cor pulmonale, tuberculosis, entre otras.

Creemos que en 2005 la intervención más costo efectiva para la salud es cambiar las cocinas de leña tradicionales por cocinas Inkawasi. Y es además una forma de pagar la deuda interna que por siglos arrastramos los peruanos. Es que en su uso se demuestra la inequidad social, racial, y de género, pues las más afectadas son las mujeres.

Espero que esta investigación, hoy exitosa, se traduzca en una gran movilización de las autoridades gubernamentales y de la sociedad civil peruana en la búsqueda de cambiar las cocinas que hoy tanto dañan a 11 millones de peruanos. Nosotros que somos los afortunados dentro de esta desigual sociedad somos los que tenemos la posibilidad y la obligación de encabezar este gran cambio. Un sueño, cuando lo sueña sólo uno es solamente un sueño, pero un sueño cuando lo sueñan muchos es una realidad.

Sabrán perdonar ustedes el tono cálido, intimista y afectivo de este discurso. Las realizaciones de la ciencia deben ser las realizaciones del hombre, limitado pero a la vez estimulado por su propia realidad. Sólo he pretendido poner un rostro humano a este premio que enaltece, por cierto, a quienes lo han inspirado y patrocinado; rostro que no es el mío ni el de los médicos que me acompañaron en su ejecución y validación, sino el del hombre y de la mujer andinos con cuyo destino debemos estar vinculados por razones de fe, de amor y de justicia

Muchísimas gracias por su paciencia y atención.

PREMIO "PACIFICO DE ORO" - PARTE 1

Pacífico Grupo Asegurador otorgó el primer " PREMIO PACÍFICO DE ORO AL DESARROLLO E INVESTIGACIÓN MÉDICA", galardón que nace con el objetivo de alentar y reconocer la investigación médica en el Perú. La propuesta ganadora se titula " EFECTOS DE LOS COMBUSTIBLES DE BIOMASA EN EL APARATO RESPIRATORIO: Impacto del cambio a cocinas con diseño mejorado", presentado por el doctor ROBERTO ACCINELLI y su equipo de trabajo.
Discurso de Roberto en la entrega del Premio. Diciembre 2005 - PARTE 1
Cuando recibí la llamada del Dr. Eduardo Pretell Zárate, Premio Reina Sofía por sus investigaciones en bocio, mal endémico felizmente hoy erradicado en gran parte por sus esfuerzos, me sorprendí al anunciarme que había ganado el Pacífico Oro. Al escuchar mi voz de asombro, pues yo no había postulado a ningún premio y menos sabía qué era el Pacífico Oro, me explicó lo que ya esta noche hemos escuchado: qué es este premio, cómo es que se gestó y demás detalles. Debo agradecer en nombre del equipo ganador de esta distinción a los directivos de la compañía de Seguros Pacífico Peruano Suiza por la feliz idea de otorgar el Pacífico Oro y a los miembros del Jurado Calificador por el esfuerzo en la selección y calificación de los 146 trabajos evaluados este año.

Para mí ha sido este Premio un inmenso regalo, pues no me lo esperaba. Y con un trabajo que ni siquiera lo mandamos publicar, sino que nos lo publicaron sin nosotros saberlo en la revista de mi Sociedad Peruana de Neumología.

Los miembros del Departamento Médico de la compañía de Seguros Pacífico, a quienes también debo agradecer muy especialmente por todo el esfuerzo para hacer que esta noche todo salga perfecto, me pidieron que hiciera una semblanza de cómo se generó este trabajo.

Este pedido me ha obligado a pensar en cuándo y cómo se inició este trabajo. Pues... ¡Cuando aprendimos las primeras letras! De allí me viene a la memoria mi adorada madre, quien fue la que me enseñó a leer y escribir, pensando que así ingresaría a primero de primaria, lo que no ocurrió, pues en el colegio de La Inmaculada sólo me aceptaron en kindergarten. Y mi padre tuvo terrible razón cuando me puso en su colegio, “¡por la formación, hijo!” Allí encontré a Víctor Alba, quien hizo que gran parte de mi promoción quisiéramos imitarlo. Hoy ejercemos la medicina más de una decena de los 82 que concluimos la secundaria.

Y mi padre tenía razón. En La Inmaculada imperceptiblemente me grabaron en el corazón un amor por esta tierra que debe expresarse en actos silenciosos por los que como nosotros aquí nacieron, pero a diferencia de nosotros poco o nada tienen.

Y este trabajo comenzó cuando tuve que ir a un laboratorio de patología clínica para aprender lo que en la Universidad no me enseñaban. Empecé a hacer mis primeros análisis luego de haber dejado perfectamente reluciente, a criterio de mi más querido tío de cariño Dr. Gabriel Gurmendi Robles, el material de vidrio a usar. Y allí en un cálido ambiente de trabajo sentí cómo un Jefe puede estimular a que sus subordinados terminen el colegio, ingresen a la universidad y terminen la carrera, a la vez que cumplen con el trabajo que tienen asignado. Mi tío Gabi fue perdiendo así a sus más competentes colaboradores, pero el Perú ganó extraordinarios profesionales. Gran suerte la mía, que tenía todas las facilidades para estudiar.

Y lo logré: Ingresé por traslado a la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Curso de Bioquímica. con el Dr. Alberto Cazorla. Nuestro grupo eligió como tema de monografía al adenosin monofosfato cíclico (AMPc), segundo transmisor, que acababa de otorgarle el premio Nobel a su descubridor. Y allí soñé que con lo aprendido podría hacer mi primer trabajo de investigación. En mis vacaciones del verano de 1973 empecé el trabajo de investigación que nuestro tutor, Dr. Roger Guerra García nos indicó: “Variación de los niveles de AMP-cíclico luego de la inyección de parato-hormona. Estudio comparativo de la respuesta en nacidos y residentes en la altura con residentes a nivel del mar.” Nuestro mentor le escribió al profesor Rasmussen, experto en paratohormona, quien contestó diciéndonos que debíamos mandarle congeladas las muestras de orina para su procesamiento en su laboratorio. Nunca se las pudimos mandar, porque el gobierno de turno no nos dio la autorización para adquirir los dólares para comprar la paratohormona.

Spiritus ubi vult spirat. El espíritu difunde por doquier. Es este el lema de mi universidad. Para un estudiante de primer año de medicina ver a los paradigmas de la investigación del Perú reunidos en la biblioteca del Instituto de Investigaciones de la Altura en su revista de revistas y escuchar luego sus amenas conversaciones... como aquella sobre pintura peruana... Todavía resuenan frases como “Sabogal era íntimo amigo de mi tío”... es algo que marca el alma y nos induce a soñar con que quizá algún día podremos hacer igual que ellos.

Un año después debí viajar con mi grupo de trabajo a la caleta Vidal a recoger muestras de heces. Buscábamos personas parasitadas con el Diphilobotrium pacificum, pero no encontramos ninguna. Lo que si nos ganamos fueron algunos suculentos almuerzos en casas de familiares de mi madre en Supe o en chifas de Barranca invitados por mi tío médico.

Antes de iniciar los estudios clínicos, ese verano, el de 1975, me tuvo por 15 días yendo todas las mañanas a un consultorio de un médico general en Barranca. Allí aprendí de mi tío más querido, Alberto Leey Caldas, lo que debe ser un médico. Recuerdo a una mujer que sólo entró a ese consultorio de médico provinciano para darle un pavo medio envuelto en una raída bolsa de tocuyo, pero menos raída que sus gastadas ropas... “¡Doctorcito, salvaste a mi hijita!” Cuando ella se retiró mi tío sólo atinó a decirme: “Son muy pobres. Yo nunca les cobro. Tuvimos suerte. Se curó con lo que pude darle.” Esta noche mi tío Alberto no puede estar aquí, pues su estado de salud se lo impide. Pero hoy lo siento al mirar el rostro de cada uno de mis maestros aquí presentes, de quienes aprendí lo mismo.

Determinar la frecuencia de enfermedad y desnutrición en un grupo de niños del sector El Milagro, Ermitaño Bajo, distrito hoy de Independencia, fue mi primer trabajo de investigación exitoso. Entre otros hallazgos encontramos que la desnutrición no era proteica, sino calórica. El Dr. Diego González, por quien guardo un profundo respeto, era quien nos acompañaba semana a semana en el trabajo de campo. Él y el grupo de profesores de Clínica Médica que a la vez eran maestros en Salud Pública, influyó determinantemente en la ejecución de este trabajo sobre leña, pues decidí imitarlos siguiendo el camino que ellos recorrieron. Y yo también hice mi Maestría de Salud Pública, al terminar la residencia de Neumología, para entender mejor un trabajo al leerlo, para diseñar bien un trabajo de investigación y para poder dar clases como ellos las daban.

El Servicio Civil de Graduandos me llevó a Tarma, pues allí estaba haciendo un trabajo de investigación el Dr. Eduardo Pretell Zárate, quien gustosamente nos incorporó en él. Pero quedé fuera del mismo porque los hijos de madres con deficiencia de yodo nacían en Tapo o Huasahuasi. Yo decidí seguir trabajando en Tarma. Pero cada 15 días venía a ver a Carmen, hoy mi esposa. Y cada 15 días toda la mañana del sábado la dedicaba el Dr. Raúl León Barúa a revisar los diseños o datos que íbamos avanzando. “Roberto, para investigar sólo necesitamos los ojos, una hoja de papel y un lápiz.” En estas clases personalizadas de investigación se generó este trabajo.

O cuando un domingo por la mañana el Dr. César Villarán Ferreyros revisó la información que habíamos recolectado sobre asma en la altura. De una mirada se le ocurrió este diseño: “Estudio comparativo de la respuesta broncodilatadora a fenoterol y a Sch-1000 (ipratropium) en asmáticos residentes en la altura.” Pueden ver cómo a los 15 minutos los asmáticos responden más al fenoterol que al ipratropium, pero ya a las dos horas la respuesta es semejante, para mantenerse a las 4 horas con el ipratropium mientras cae la respuesta al fenoterol. Estos resultados jamás se habían obtenido en otro grupo de asmáticos. Pensamos que una respuesta podría ser racial, pero repetimos el estudio años después en Lima y los resultados fueron como entre los asmáticos de otras latitudes siempre mejor con fenoterol. La otra explicación es la altura. Pero... ¿cómo? Fácil, es por la exposición crónica a los combustibles de biomasa. En esos momentos no sabíamos que la leña dañaba.

Regresado a Lima en las Conferencias de Tórax, reunión que hoy lleva ya 25 años, escuché preguntarle viendo una placa como ésta, a mi perpetuo mentor Dr. Amador Carcelén Bustamante, el Maestro, al Dr. Villarán: “César, esta patología no está en los libros anglosajones. Son mujeres con pulmones grandes, quistes en la base y un patrón obstructivo restrictivo.” Y no teníamos explicación. Pero el haber vivido en Tarma hizo que planteáramos que podía ser la leña la causa. Y comenzamos a preguntarles a estas señoras: “¿Cocina usted con leña?” Y la respuesta fue siempre afirmativa. Creímos haber hecho el descubrimiento del siglo. Y casi nos la creímos. Pero encontramos que en Nepal, China, Nueva Zelanda, India e incluso en Colombia se había ya observado lo mismo.

Desaprobado en repetidos exámenes de inglés ingresé a la recién abierta residencia de Neumología de mi universidad en el Hospital Nacional Cayetano Heredia. Allí el Dr. Carcelén insistía en qué había que evaluar el Programa Piloto de Tuberculosis, iniciado en 1972 en nuestro hospital. Decidimos hacerlo. No había las computadoras personales. Carmen, mi enamorada por 5 años, me enseñó que debíamos hacer tarjetas o fichas por cada paciente, que era como lo hacían en la compañía de investigación de mercados en que trabajaba, y que en lugar de hacer palotes debíamos separar por grupos las fichas según la condición que estábamos evaluando: Hombres aquí, mujeres allá. Y contábamos los montoncitos. Y así hicimos con Jaime Camacho la evaluación en el Perú de la primera cohorte de 615 pacientes con tuberculosis atendidos en condiciones de programa. Seguimos y hasta ahora no paramos. Son ya más de 100 las investigaciones que nuestro grupo ha hecho de tuberculosis.

Ya neumólogo mi profesor, Dr. Hever Kruger, me invitó al Congreso Nacional de Patología en Chiclayo. No recuerdo qué expuse. La película está detenida en nuestra conversación en el avión. Muy entusiastamente le referí los hallazgos con la leña. Y él me dijo: “Pues aprovechemos el experimento que ya tenemos.” Viendo mi cara de asombro siguió: “Mi madre es de Muqui, Valle del Mantaro. Ella siempre criaba a sus cuyes en las cuyeras que están debajo de las cocinas. Consígueme cuyes criados dentro y fuera de las cocinas y yo los estudio.”

Así fue. Los pulmones de cuyes de no más de 2 años tienen múltiples puntos y manchas de color negro. Al microscopio hay proliferación glandular bronquial, destrucción de los septos alveolares dando enfisema, nódulos antracóticos y zonas de proliferación fibroblástica.

Luego estudiamos a dos poblaciones rurales, una a nivel del mar y otra a 2,400 msnm. Encontramos que la relación flujo espiratorio máximo observado entre el predicho era menor de 1 y esta relación era más baja en las mujeres. Descubrimos que este fenómeno ocurría tanto en la costa como en la sierra y que la causa era la exposición crónica a los combustibles de biomasa, que había una relación inversa entre el número de años de exposición a combustibles de biomasa y la relación flujo espiratorio máximo observado entre el predicho, y que esta relación era menor entre las personas sintomáticas y mucho menor en las mujeres con síntomas.

Si bien sabíamos que las enfermedades respiratorias ocasionadas por humo de leña eran frecuentes en la consulta neumológica, desconocíamos su impacto a nivel poblacional . En Barranca una ciudad de costa y Tarma, 3050 metros sobre nivel del mar, hicimos un estudio aleatorio por conglomerados bietápico. 6.45% en Barranca sufría de bronquitis crónica mientras que en Tarma el 3.75%. De ellos sólo una persona fumaba diariamente, 5 cigarrillos, pero más del 80% durante su niñez había estado expuesto a combustibles de biomasa. Los niños expuestos a combustibles de biomasa presentaban mayor frecuencia de síntomas como tos matutina, disnea al esfuerzo y sibilancias: 13.7% vs 2.8%, 24% vs 13%, 31% vs 26% respectivamente, comparados con los niños no expuestos.